
Es poco serio, partiendo de la base de los profundos problemas internos de los tres países involucrados en la crisis de
Así, en los tres casos, y no es más que una opinión apriori, la guerra no es más que un mecanismo distractor de los verdaderos problemas que aquejan a nuestras tres naciones, entre estos uno de los más complejos socialmente, el hambre, el cual es el principal detonador de la crisis de la sociedad moderna globalizada.

Los colombianos estamos en una guerra interna que parece de nunca acabar, y ahora debemos lidiar con rumores de guerra de dos naciones que ya hace varios años no viven ese tipo de conflicto y que han olvidado lo doloroso que es vivir en medio de la violencia por la violencia.
Sería más serio, fortalecer las relaciones comerciales, dinamizar las fronteras y jalonar el progreso económico, redistribuir mejor la riqueza y robar menos; si, robar menos, ya que fuese cual fuese el modelo político los aqueja el mismo problema, la corrupción. Ya que, se puede robar en nombre del pueblo o de la oligarquía, pero es lo mismo y el único perjudicado es el grueso de la población que se sume cada vez más en una crisis económica, social, política, moral y jurídica que no permite vislumbrar un futuro más digno y generoso.
Por eso, debemos evitar dejarnos exacerbar bajo las voces de la guerra, más bien como sociedad civil apoyar propuestas de paz y desarrollo, protestar contra las políticas y planteamientos bélicos y reclamar de nuestros gobernantes la ejecución de políticas sociales en vez de políticas armamentistas que justifique el exagerado gasto militar.
(Fotografias: Fuente Cambio.com)